¿Cuáles son los ingredientes para preparar la mejor banda sonora del invierno? Colombina Parra no necesita de mucho para lograr la receta perfecta y que funcione como provisión para enclaustrarse en la cama y no salir jamás.
Qué: Disco (edita Beast Discos)
En Chile el invierno pega cada vez más fuerte. Las tardes son grises y las noches son largas e inhóspitas para almas solitarias. Así, un sinfín de clichés nacen al momento de pensar en canciones para cobijarse y que Colombina Parra quiso evitar en Otoño negro.
A solas con su guitarra, se aleja del ruido placentero que entregó en Detrás del vidrio (2013) y recupera esa cálida, generosa y casera sonoridad que mostró en Flores como gatos (2011). En nueve canciones –que incluyen piezas instrumentales (Pájaros, Cueca Noise y Ganjas)– se hunde en el minimalismo de su voz y su guitarra, y entrega paisajes tan cotidianos como oníricos.
Escuchar Otoño negro es encerrarse en una pequeña cabaña en la orilla de un lago, prender la chimenea y enredarse entre mantas y frazadas. Es huir del amor, de la ciudad y no volver en un buen tiempo. Con pocos elementos, Colombina Parra regala un disco para sobrevivir a los hielos, sin morir de depresión en el camino. Porque, a veces, con lo mínimo se puede hacer lo máximo y con este álbum queda completamente claro.