Trabajar con experimentados productores musicales puede ser provechoso. Muchos casos quedan en el nombre, más no en el resultado. Adelaida tomó el desafío, superó expectativas y sin mucho esfuerzo se metió en la lista de los mejores discos chilenos del año.
Qué: Disco (edita Mescalina)
Tras la publicación de Monolito (2014), Adelaida dejó claro que tenía algo que decir. Poco tiempo tuvo que pasar para reiterar su discurso, pero esta vez con más fuerza que nunca. Así, con un sonido mucho más trabajado y aferrado a las guitarras distorsionadas, la banda de Valparaíso entrega uno de los mejores discos chilenos del 2015.
Con diez canciones, su segundo larga duración es un ejercicio de catarsis brutal. Canciones llenas de euforia (Colgar del suelo, Alma en pena o el remake de El bosque), suavizadas entre majestuosas piezas instrumentales (Metamorfosis, Orión), son los argumentos ideales para hablar de un álbum perfecto, donde la colaboración del afamado «padrino del grunge», Jack Endino, se convierte en mera anécdota.
Madre culebra es una mezcla de éxtasis, rabia placentera y un sinfín de acordes bien ejecutados. Todo sonido encaja en el momento preciso: cada distorsión, grito o golpe de caja está puesto en el lugar exacto, en el segundo indicado. Es un disco rápido, intenso y con sabor a rock de exportación. Algo que no pasaba hace mucho tiempo en la escena chilena y que ojalá se repita más seguido.