Como un sacudón de su imagen pasada, el artista chileno muestra en De loco medieval su lado más experimental y eufórico. De la madera a la electricidad, del grito al abrigo son solo parte del viaje que propone en su nuevo trabajo de estudio.
Qué: Disco (edita Sudamerican Records)
Chinoy es de esos cantautores que funcionan mucho más en el «en vivo». Plantearse un álbum de estudio significa un desafío tanto para él como el auditor. De alguna manera, siempre quedan cosas que la grabación no logra plasmar. En De loco medieval, el asunto es otro. Como si se tratara de otra persona en el mismo cuerpo y voz, Chinoy da un paso inesperado y provechoso.
Con trece canciones que oscilan entre una rabia eléctrica y cálidas baladas rebeldes, el cantante chileno se sumerge en una obra que tiene una introducción violenta e incansable (De loco medieval, Camina a un mundo mejor), un clímax lleno de pasión (Y vuelve la luna llena) y un desenlace dulce (Corazón con tinta china, Camila sencilla), que cierra un viaje de largo aliento.
Con este disco, pese a que sus canciones son a corazón abierto, Chinoy deja claves que cuestan ser descifradas. Más poeta que trovador, se vuelve un personaje impredecible, de cantar dramático y lirica necesaria. ¿Quién sabe hacia dónde apuntarán sus pasos? Lo único claro es que su caminar es seguro.