Bunbury saca de su chistera un álbum elegante, balanceado, que repasa todas sus encarnaciones (excepto la época del Huracán Ambulante) y pone en alza la etapa Héroes de este viaje sonoro, con cinco estaciones de quince. Inmenso Pepe Aguilar en un excelso quinteto de invitados.
Qué: Disco (edita Warner)
Agarró quince canciones, desde Héroes a Palosanto, alguna inédita, ningúna del Huracán Ambulante: anda en otro tránsito. Las preparó para toque de salón: con sus Santos Inocentes en el arropo, un coro de seis voces y querencias gospelianas dirigido por Guillermo Marín (paisano de Zaragoza, también radicado en Los Ángeles) y cinco voces invitadas de primera opción, las elegidas de antemano, Bunbury se lanzó a la piscina del MTV Unplugged el primer día de septiembre en los estudios Churubusco del DF. El resultado es el que oyen: no hay overdubs, ni parche alguno: setenta minutos de magia trasladados al disco, por vigesimoquinta vez en el contexto de artistas iberoamericanos para la televisora que empezó muchas cosas allá por 1981, y que por fortuna aún recuerda la palabra de su primera inicial (Music) en un marasmo de programación ajena a la misión y visión fundadora.
Bunbury pasea con firmeza por su repertorio que, para deleite de los millones de fans del grupo, se solaza en la etapa Héroes, con diversas tonalidades: inmensa La chispa adecuada junto a León Larregui, comedido y correcto en su contrapunto, y magnífica Avalancha, con el condimento justo de explosión para lo que nace como un trote sedoso por los compases. Draco, Carla Morrison y Pucho (Vetusta Morla) cumplen con nota, especialmente el boricua, pero es Pepe Aguilar el que se sale de las marcas con Ven y camina conmigo. Bunbury ha salido airoso del invento, hasta el punto de que lo llevará de gira por Europa y América antes de volcarse en su nuevo disco, que ya tiene bocetado. Salud.