Con su folk brillante y prometedor ha pasado de ser una promesa a firmar uno de los mejores discos de un año que se va. La Familia del Árbol presenta Odisea, un álbum plagado de armonías pop y melodías que mecen.
Qué: Disco (edita Cydonia)
Como un cuento ambientado en un bosque de tintes otoñales al atardecer, con un halo de niebla y algunos rayos de sol colándose entre las ramas. Pinceladas de colores y sonidos que evocan melancolía, delicadeza y suavidad. Así es La Familia del Árbol, un caramelo hecho música en el que confluyen las armonías vocales, la riqueza instrumental, el detalle melódico y unos recursos sonoros que se mueven entre el folk, el pop californiano, los pequeños toques de psicodelia, country e incluso el dream-pop. La apertura de Odisea no podía resumir mejor su contenido: Olas comienza de forma sencilla con una guitarra acústica y la preciosa voz de Nacho –mitad y alma compositora de este atípico dúo–, para ir evolucionando, sumando y creciendo en matices hasta terminar en forma de una gloriosa canción pop que ya querría para sí Belle & Sebastian. Por esa misma onda se mueven 1984 o Una roca necesita a alguien, pero con cada escucha se encuentran más y más detalles en la casi decena de cortes del disco. Nacho y Pilar saben como acogerte, lo han vuelto a hacer y no será la última vez.