Quienes gusten de un rock rápido, sucio y teñido de alcohol, tendrán en Los Nastys un grupo de cabecera. El debut de los madrileños destila todo eso y mucho más en poco más de media hora repartida en once canciones.
Qué: Disco (edita Warner)
Gritos y más gritos. Saltos aporreando la guitarra como si la vida fuera en ello. Rock and roll con insolencia y ganas de diversión a partes iguales. Eso proponen Los Nastys, cuarteto madrileño que hace garage-rock-punk-power-pop o llámalo como te de la gana, que lleva tiempo dando la comunión del rock en diversos escenarios. Ahora ve la luz su debut en largo, un disco breve pero conciso –como debe ser un disco de rock– que invoca noches de fantasmas –seguramente espíritus de viejas glorias del rock con vidas de excesos. Este trabajo contiene sangrías bien cargadas como Never digas never y Siguiendo al coyote, tequilas sin limón ni sal como Hacienda y orujos reposados como El sanguinariamento. Grabado con Paco Loco y publicado por el mítíco sello 3 Cipreses, el debut de Los Nastys huele a humo de lo incendiario que es.