El trío Tourista se dispone a traspasar las fronteras de la escena peruana con un primer álbum que apuesta por la perfección pop. Colores paganos combina la electrónica y los sonidos autóctonos para consolidar uno de los debuts musicales más sólidos de los últimos tiempos en su país.
Qué: Disco (independiente)
Son muy pocas las bandas independientes peruanas, siempre acechadas por los baches de una escena estigmatizada por la precariedad y la carencia de espacios de difusión, que trabajen actualmente con tanto profesionalismo y dedicación como Tourista, un trío que ha venido alcanzando en los últimos meses una gran notoriedad gracias a la solidez de su propuesta musical y sus impecables presentaciones en vivo.
Fundada en 2012 por el cantante y guitarrista Rui Pereira, la banda está formada en la actualidad por Sandro Labenita (batería) y el ecléctico e impredecible Ricardo Gutiérrez, conocido como «Genko», un genuino alquimista de las secuencias y los sintetizadores. Aunque ya cuentan con un muy estimable EP, Déficit de atención, lanzado poco tiempo después de la creación de la banda, su primer álbum, el flamante Colores paganos (¿será un juego de palabras que combina los nombres de dos clásicos del rock en español: Colores santos, de Cerati-Melero; e Imágenes paganas, de Virus?), es una auténtica declaración de principios: Tourista apuesta por un indie pop diáfano y expansivo que se enriquece con texturas electrónicas, elementos propios de la música tradicional peruana y estribillos que parecen diseñados especialmente para explotar en la frecuencia modulada.
Si existe una banda limeña nueva que tiene todo lo necesario para traspasar las fronteras nacionales, esa sin duda es Tourista. Y con Colores paganos ha empezado a recorrer el camino más indicado para conseguirlo.