Valentín y los Volcanes nos cuenta una película: una comedia romántica, concretamente. Una vía que conecta las depresiones bonitas de la Argentina clasista de los años 70 con la canción de autor neoindie.
Qué: Disco (edita Triple RRR)
Sin más optimismo que andar, la banda platense Valentín y Los Volcanes ha decidido hacer una fotografía panorámica con tanto grano de melancolía como de recreación, buceando por los guiños que nos ha dejado la cultura y la imaginería de las clases pudientes de hace cuarenta años. Todo a través de una colección de (diez) fotografías que se mueven en forma de canción a lo largo de poco más de media hora, lo que dura Una comedia romántica, un viaje nostálgico, histórico, irónico, sarcástico e icónico. En él impone una curiosa contraposición: se oyen trazas de los «hijos de Calamaro» (desde Coti a Estelares o Pity Álvarez), pero cimentado en una base sólida de indie de autor, punto común con proyectos como Viva Elástico, 107 Faunos o Javi Punga, herederos quizás de aquel perfil de canción (aunque menos bailable) de los Virus de Federico Moura (es decir, los de los años 80). Así se oye cuando sepultan merecidamente a sus Satánicas Majestades (Tumba de los Rolling Stones) o cuando disparan pareados perfectos para el indie de autor que oposita con fuerza para hacerse con la radiofórmula (Sonámbulos, El salto de Sofía, Los nuevos o Decís), menudeando con un par de falsos tangos alternativizados (Costanera y Películas), acercándose al sonido de bandas argentinas de los 80 como GIT, Suéter o la anteriormente mencionada Virus en un hit instantáneo (El tonto) o acelerándose bravucones en un indie-synth-punk (Golpea lo que encuentra). Como dice la letra de Sonámbulos: «buscar un poco de amor, fuera de este amor no nos va a matar».