Nos gusta Brasil, no vamos a negarlo. Su gente, su música, su arte, su fútbol… Y sí, también nos gusta Río de Janeiro, sus playas y su clima. Y si se visita la ciudad, nada mejor que calzarse unas Havaianas –sí, también nos gustan– y recorrerla de punta a punta siguiendo los postos que nos proponen.
¡Vamos a Río! Se acercan los Juegos Olímpicos en la tierra del jogo bonito. En esta gran urbe, la playa no se acaba: sí, es aquella a la que cantaron todos los grandes; tiene un rincón especial para cada visitante, y un arsenal de historias listas para formar parte de tu propia experiencia. Los doce postos que ofrece Havaianas, de Lebe a Leblon, son las antorchas que marcarán tus elecciones con la arena bajo los pies: referencias con nombre (no hacen falta apellidos) que dibujan la trayectoria de todo aquél que busca orientación en el paraíso carioca.
¿Quieres paz? La encontrarás en Lebe, entre tus anfitriones más calmados. Los cuatro siguientes puntos de encuentro pertenecen a la famosa Copacabana: futvoley, samba, rock… y un posto extra para contemplar las arenas más concurridas de la ciudad desde el mercado de pescadores.
Sigue, no te detengas: en Arpoador verás al sol fundiéndose con el horizonte antes de soltar el rayo verde del adiós que inmortalizara Julio Verne, y que se repite mágicamente cada tarde; la chica más linda de la canción (y los chicos, claro) te esperan después en los tres postos de Ipanema. Cuando llegues a Leblon, el deporte volverá a ocupar todo el panorama y, si quieres, formarás parte activa del paisaje. ¡Mójate, chuta, salta! Eso sí: para caminar por todos esos postos, para ser olímpico en las playa de las maravillas o un simple turista deseoso de saber a qué le cantaban Caetano, Tom y Gilberto, nada mejor que tus Havaianas de Río, con tu posto favorito en la planta. Cuestión de estilo.
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