Lunes de por medio, en Radio Gladys Palmera, Martín Buscaglia ofrece su nuevo programa. «La Casa del Transformador es la casa embrujada del barrio –dice el anuncio. Si la puerta parece cerrada, recordad que siempre hay una llave debajo del felpudo».
Los músicos pueden tocar en muchos discos, pero no necesariamente los escuchan. Incluso hoy, en los tiempos de la rockola celestial de Spotify, tampoco abundan los verdaderos melómanos. Si hay músicos en esta sala, no me van a dejar mentir: ¿no es verdad, amigos? Martín Buscaglia, en ese sentido, es una rara avis. No solo tiene su propio universo, sino que es capaz de pasearnos con charme por los corredores de su discoteca familiar y personal. La Casa del Transformador, su flamante programa en Radio Gladys Palmera, es una prueba elocuente. En cada uno de los episodios (que tienen títulos como Vulva iridiscente de la libertad o 5.000.000 de padrenuestros), apela tanto a la deriva de los viejos DJs americanos como a recursos más estrictamente musicales: eco, ritmo, swing. Se emite lunes de por medio y si bien el podcast permite escucharlo en cualquier horario, el programa reclama noche. No es casual. «La Casa del Transformador es la casa embrujada del barrio –aclaran. Si la puerta parece cerrada, recordad que siempre hay una llave debajo del felpudo. Queda ahí nomás, siguiendo por el Camino del Bien, doblando la esquina, pasando las ruinas del Palacio de la Oportunidad. No hace falta mapa. Solo confiar».