En su primer disco, Las Huevas Son Estas (el dúo de Sofía Viola y Barbarita Palacios) abren una parábola desde Violeta Parra hasta Billy Bond y La Pesada del Rock, mítica banda argentina de los años 70. La media hora de música que está en el medio sirve para tender el puente.
Todo, absolutamente todo el material tangible, indica que estamos ante un disco de folclore. Los instrumentos (charango, acordeón, guitarra criolla, violín) y las etiquetas (cueca, milonga, chacarera, bolero). Todo, absolutamente todo el material intangible, indica que estamos ante un disco de rock. El aliento poético (vitalista, universal) y la performance (desafiante, urgente). El resultado, sin embargo, no es una fusión. Es otra cosa, tan indefinible como natural. En definitiva, estas palabras no sirven para nada: intentan explicar algo que el oído entiende de inmediato.
La clave está en la parábola. El primer disco del dúo de Sofía Viola y Barbarita Palacios abre con una canción de Violeta Parra y cierra con un alegato de La Pesada del Rock, mítica banda de rock argentino de los años 70. La media hora de música que está en el medio sirve para tender el puente: la curva anarquista que une a la trovadora chilena, el colectivo setentista de Billy Bond –líder de La Pesada–, y estas dos princesas de la canción.
Acompañadas por un ensamble exquisito (Javier Casalla, Nicolás Rainone, Alejandro Franov), Las Huevas citan a Walt Whitman, ahogan el mal de amores y celebran el camino. También, en el valsecito criollo titulado Fachito, se permiten la fábula de un personaje oscuro y un poco satírico: «Yo nunca te vi costeando La Boca / o tomando un birrín en la puerta del Bocha / si vos sos un fifí y te lustran las botas / con alma mercantil nos querés hundir. / Es la seguridad tu verso, tu escolta / cerraste el jardín para que no entre un guachín. / Te adueñas del color del sol y sos la sombra / fachito arlequín no me hacés reir».
Señor presidente de los argentinos, esta llamada parece ser para usted.
