Más que aperitivo, es recena. León Benavente cierra el círculo de su segundo álbum con este epílogo en forma de EP revirado que cumple dos funciones a la vez: fidelizar y descolocar a los devotos.
Superada ya la cantinela del calificativo de supergrupo y cumplimentado con éxito el reto del segundo disco, a León Benavente cada vez le quedan menos obstáculos para el disfrute puro de su existencia, cuyo rasgo esencial viene siendo la de ente proveedor de placer polisensorial: sus integrantes se lo pasan pirata, y quienes les escuchan hallan al momento una respuesta múltiple a su búsqueda de emociones en el entorno cotidiano.
Estas cuatro canciones, que vienen a ser las imágenes escondidas tras los créditos finales de su último largometraje, recogen ideas bocetadas en la carretera, plasmadas en la pequeña localidad zaragozana de Mozota (donde Edu Baos tiene su refugio/estudio/resort rural: allí cayeron tres de las cuatro) y en una sesión en directo con Luca Petricca en Madrid: en los Reno se grabó ese Siempre hacia adelante que, según explica el grupo, viene a ser una revisión de Celebración.
Pues eso. Las oyes, reconoces el sello de los muchachos y, por suerte, también te sorprenden: para empezar, pueden disfrutarse bandazos de estilo desde del tecno añejo a la cascada de postpunk (ojo al bajo poderoso), pasando por el noise y acabando en el baladón algodonoso que acompaña a cualquier caminata decente por las nubes. En las letras, esa mezcla entre las observación crítica, el inconformismo y el delirio sigue aflorando con naturalidad; de la angustia a la risa burlona, del flagelo a la terapia hedonista. El grupo se encarga de que cada traje se ajusta bien a cada esqueleto sonoro: la respuesta lógica es mover la osamenta a su dictado, asentir a los versos certeros, gozar hasta el ladrido. Guau.
En la selva ya se encuentra disponible en plataformas digitales. El próximo 31 de marzo saldrá a la venta el formato físico: estará disponible en vinilo 10″ + CD y en una edición doble CD que incluirá el álbum 2 + En la selva EP.
