Se abre el telón en el edén de los vientos y la percusión: el club Paradise encendió los neones. Una epifanía de sonido y color inunda el aire. El hedonismo marca la pauta, es el abecé: los cambios de ritmo lucen como la forma adecuada de manejar el reto. Empezó la fiesta con Los Amigos Invisibles: que no pare.
A bailar, que se acabó el luto. Los Amigos Invisibles hallaron hace dos décadas la clave para desatascar los conflictos inherentes a la condición humana, una fórmula que funciona con el requisito inexcusable de prestarse al juego. ¿Cómo es la cosa? En este disco hay interludios hablados a modo de presentaciones y una decena de canciones diseñadas para bailar sin freno.
Viajero frecuente del amor, por ejemplo, tira de referencias nuevaoleras para surcar el espacio a golpe de maracas satinadas. En Eres mis ganas se evoca el universo de Shaft, el germen de la música disco intrincado en afros de grandes dimensiones y chulería tarantinesca. Para sazonar todavía más el guiso, el sencillo Dame el mambo resulta no ser ni de lejos el tema más inspirado del álbum… y es una cura.
Por su parte, Anestesiada, con los mexicanos Kinky en el flanco, es un clásico instantáneo; Espérame –con Elastic Bond, la banda de Miami–, hace guiños a la bossa para recordar al oyente los beneficios de amar sin reservas, como se hace antes de experimentar las miserias de la edad adulta. Cara e’ pasmao’ reencuentra a la banda con la autoparodia, mientras que Aquí nadie está sano (junto a Los Auténticos Decadentes, de Argentina) es una locura de dibujos animados que se ganará el premio a la canción ideal para coger carretera camino de la playa.
El efecto bodas de Caná llega con el duodécimo corte, Sabrina: Óscar D’León dice presente y salsotea el invento con su voz de ayer y siempre; «ella es como el mar, el mar, yo la quiero navegar; ella es como el mar, el mar… y en sus piernas naufragar». Después de esa frase, todos a dormir, señoras y señores. La medalla de oro está dada, aunque el merengón rechulo de Ten cuidao’ es una coda sabrosa (tambora y güira, tambora y güira) y el relajito de Si no estás tú sirve perfectamente como último bis de la fiesta.