Con su segunda entrega, la cantautora peruana La Lá despliega su entonado canto sobre los fértiles campos del bolero, el jazz, la bossa nova, con un predominante lugar para los ritmos tradicionales de su país. La acompaña una actitud renovadora y un discurso social que plantea un llamado de atención sobre la violencia de género.
Giovanna Núñez es el nombre de la artista peruana detrás del pseudónimo La Lá. Luego de editar un auspicioso primer disco titulado Rosa (2014), la cantautora ha conjurado un álbum de veinticinco minutos que comienza con Bebes y termina en Felicidad.
Un objeto artístico perpetrado por la cantante limeña, el productor y también cantautor argentino Juanito El Cantor, y un grupo de destacados músicos peruanos entre los que figura el violonchelo de Fil Uno (de quien hablaremos en otro momento), el contrabajo de Teté Leguía, las percusiones de Laura Robles y el mellotrón de María Laura Bustamante, entre otros.
Si el primer disco poseía el aroma del latin jazz, de los ritmos costeños y afroperuanos, en esta segunda entrega La Lá le añade un viaje hacia el trópico brasileño, cantando también en portugués, desde alguna surreal playa carioca. Cantando como peruana, con voz propia, con aquella calidez y delicada intensidad que Chabuca Granda hizo tan suya, un despliegue de talento vocal que no deja de lado su lugar dentro de la sociedad, su responsabilidad como artista, su posición como mujer.
Zamba puta es también, desde el nombre, un pronunciamiento sobre el constante abuso normalizado contra las mujeres o como dice la artista: «elegí este nombre porque el hecho de que quiera ofendérsenos con una alusión a nuestro cuerpo y a nuestra conducta sexual, es una evidencia de que no está socialmente aceptado que nosotras ostentemos autonomía sobre nuestra sexualidad».
A destacar la notable instrumentación de todo el disco, el cual logra un sincretismo armónico donde conviven la guitarra criolla, el violonchelo, la voz, el saxo soprano, el cajón peruano, y demás recursos sonoros. Pasos de futuro sobre el fértil suelo de la tradición musical peruana.