¿Por qué trabajamos? ¿Para vivir bien o realizarnos? ¿Para alcanzar nuestros sueños? ¿Por lograr un estatus? ¿Sirve de algo lo que producimos? David Macián nos hace reflexionar sobre todas estas preguntas con La mano invisible, que se estrena en España.
En una nave de un polígono industrial, varias personas que realizan distintos oficios son contratadas para que trabajen delante de un público que los observa como si de una obra de teatro se tratase. Así, podemos ver a un carnicero, un camarero, un mozo de almacén, un mecánico, una limpiadora, una mujer que realiza encuestas telefónicas o un albañil.
Esta experiencia parece algo rara, pero lo es aún más si se tiene en cuenta que una vez que terminan su jornada deben destruir todo lo que han hecho. De esta manera, el albañil construye una pared que más tarde derriba, el mecánico desmonta un coche que luego vuelve a montar… Parece que nada tiene sentido.
Y es esto precisamente sobre lo que el director David Macián quiere que reflexionemos. ¿Cuál es el sentido de trabajar? Desde pequeños nos enseñan que en el futuro hay que conseguir un empleo donde pasaremos gran parte de las horas que tiene el día. Y pocas veces nos planteamos si no nos podríamos organizar de otra manera, intentar ser más productivos, evitar la precariedad y tener más tiempo libre.
La mano invisible es una película basada en la novela homónima del sevillano Isaac Rosa y ha sido adaptada al cine por el propio David Macián, que debuta en el largometraje tras una gran trayectoria como realizador de cortos, junto con el guionista Daniel Cortázar. Por su parte, el reparto está formado por Josean Bengoetxea (Loreak), José Luis Torrijo (Los amantes pasajeros), Bárbara Santa-Cruz (Tres bodas de más) y Daniel Pérez-Prada (Open Windows), entre otros.