Melodías originales, arreglos exquisitos y un impresionante trabajo de voz marcan el debut en solitario de la cantante brasileña Laya. Todo señala que puede ser el inicio de una importante carrera en la música popular de su país.
Laya nació en Francia, creció en Fortaleza (nordeste de Brasil) y vive en São Paulo desde hace unos diez años. Fue bailarina en la Companhia Avatar y también encontró tiempo para integrar en su calendario a la banda O Jardim das Horas. Ahora, esa historia diversa se traslada a la música de su álbum de debut en solitario, lanzado a finales del año pasado. La influencia nordestina es el ADN de todo, pero el jazz, la MPB (música popular brasileña) y el rock se suman de manera natural, dando como resultado un disco tan sensible como reluciente, que mejora con cada escucha.
El productor Mauricio Tagliari es su aliado en el álbum y merece todos los aplausos por lograr que Laya haya encontrado las herramientas adecuadas para construir el sonido que tenía en su cabeza. Asi, la rareza y la innovación no manchan el espíritu pop del disco, que contiene hits deliciosos como Mais brilhantes, Diosa pajaro, Tranquilo y Alheia. En algunos momentos –especialmente en el samba Estranho o en el rock A luz que corta– la voz de Laya se acerca a la de la legendaria Gal Costa, que no es poco decir, a pesar de que cuando mejor suena es cuando es ella misma.
Además de su banda, participan del disco algunos de los músicos sesionistas más destacados de Brasil, como Gabriel Bubu y Jesus Sanchez. También figuran como invitadas o compositoras, brasileñas de las más vanguardistas de la actualidad como Ava Rocha, Juliana Perdigão y Mariá Portugal. Al agregar tantos talentos al suyo propio, Laya logra un notable primer trabajo que puede ser apenas el paso inicial rumbo a un capítulo muy importante en la música de su país.