Llega una nueva edición de El Mapa de Todos, el festival pionero en apostar por la integración musical latinoamericana en Brasil. En esta ocasión la grilla es más pequeña que de costumbre, pero también es más grande su concepto de curaduría, buscando presentar un resumen artístico de sus premisas ideológicas.
La sexta edicion del festival El Mapa de Todos será la más pequeña de su historia: actuarán solo siete artistas (en 2014 lo hicieron diecisiete y ningún año hubo menos de diez). Sin embargo es una de las más osadas: Fernando Rosa, el ideólogo del evento, optó por abandonar los múltiples escenarios de la ciudad de Porto Alegre y concentrar los conciertos en el Teatro São Pedro durante los tres días de festival.
En ese aspecto, la curaduría artística también es audaz: no hay «cabezas de cartel» al uso como en las ediciones anteriores (nombres como los uruguayos El Cuarteto de Nos y La Vela Puerca, o los brasileños Ultramen y Nenhum de Nós), sino que se apuesta por nombres que representan la integración latinoamericana, concepto que promueve el festival desde sus comienzos.
Así, el primer día se presenta Francisco El Hombre, grupo que une a brasileños y mexicanos en un sonido multicultral y defienitvamente amalgamado de toda la sangre latina; al día siguiente le toca al uruguayo Daniel Drexler, que mezcla la canción popular de su país con elementos de música de Brasil y de Argentina, y todo cierra al tercer día con la propuesta psicodélica de Boogarins, uno de los grupos brasileños que más gira por el exterior.
Además, estarán en la presente edición de El Mapa de Todos, Yangos (de Caxias do Sul, Brasil), que ofrece una impresionante propuesta en la que caben el chamamé, el tango y la milonga con impronta rockera; el viaje de sonoridades tropicales de los colombianos Romperayo, la delirante MPB de Carmen Correa y el rap a la brasileña de Zudizilla.
En un año difícil para la supervivencia financiera de los festivales en Brasil, es admirable que El Mapa de Todos presente un cartel tan alternativo y dedicado a una causa en uno de los principales teatros del sur de Brasil. Es una prueba clara de que este evento está más allá del business y tiene sus raíces en su propuesta artística y conceptual. No es poco en los tiempos complicados que vive Brasil en la actualidad. Ojalá la osadía de sus frutos y pueda ampliar horizontes en los próximos años.
