Cuando Pujem, el proyecto de Javier Poduje decidió cambiar de nombre a Emisario Greda, no era un simple formalismo. La idea de ampliar los horizontes (creativos, de ambiciones, de banda), subyacía bajo esa nueva denominación. Ahora, de la mano de Quemasucabeza, edita su primer disco.
La historia de Emisario Greda se remonta al año 2014, cuando Javier Poduje decide esconderse bajo el alias Pujem para facturar delicadas canciones con un aire psicodélico que a veces podían recordar al Donovan más alucinado. El particular timbre de voz de Javier tampoco pasa desapercibido: se trata de una voz que a veces cuesta distinguir si es masculina o femenina, como también ocurre en el caso de su compatriota Chinoy, que da un toque de distinción al proyecto.
Junto con otras bandas pujantes de su misma comuna como Patio Solar o Niños del Cerro, pasa a formar parte del inaugural catálogo del pujante sello Piloto publicando un single y un EP. Javier quiere que el proyecto crezca y lo convierte en una auténtica banda, cambiando el nombre a Emisario de Greda. Aunque no sólo eso cambia.
El veterano sello Quemasucabeza (también casa de interesantes artistas como Gepe, Fakuta o Ases Falsos), ficha a la banda en 2017 y, tras el adelanto del single Todo azul, llega ahora su primer trabajo de larga duración, el flamante Anhelario. Se trata de un disco en el que Poduje incide en su sedosa psicodelia y en los ambientes cálidos y ensoñadores, o en el que uno se puede encontrar tanto sorpresas como un homenaje –voluntario o no– a Stereolab en el tema Zahir. De todas formas, no queda en el olvido su propio pasado y recupera de la época de sus primeras demos la canción Un día bueno. Un disco de ambiente otoñal para disfrutar todo el año.