La brasileña Luiza Lian presenta su segundo trabajo discográfico, Oyá tempo, un «álbum visual» en el que la música interactúa con las imágenes, y las estéticas de spoken word y electrónica se combinan para narrar un viaje chamánico e intimista.
Olvidémonos de las guitarras eléctricas y las referencias al rock clásico de Brasil y de los Estados Unidos. Escuchándola es evidente que la paulista Luiza Lian ya no tiene ganas de utilizarlos para decir lo que quiere. Aunque su primer disco de 2015 sea algo memorable, ella apuesta por avanzar y evolucionar tanto en términos musicales como espirituales. Y es en ese contexto que presenta el flamante Oyá tempo.
La obra ya se percibe distinta de la anterior desde su concepto: no es propiamente un disco sino un «álbum visual», en el que la música interactúa con un vídeo dirigido por Camila Maluhy y Octávio Tavares. La idea es que imagen y sonidos cuenten el mismo viaje –según Luiza, «una encrucijada entre las ciudades, el cruce de nuestras múltiples ancestralidades con los vientos globales que caracterizan nuestro presente».
En otras palabras: un rescate del chamanismo, de las religiones afrobrasileñas y de la esencia de las palabras, presentados en una envoltorio que mira claramente al futuro.
Oyá tempo (Álbum visual)
La escucha en orden y visualizando el vídeo asegura un viaje concreto, pero las canciones también funcionan muy bien por sí solas. Hay elementos de trip hop, de funk carioca y otras manifestaciones electrónicas, pero la raíz afrobrasileña es la esencia de todo y garantiza las sorpresas rítmicas y melódicas, incluso en los casos en que las estruturas son más desconstruidas, como ocurre en Tucum, Oyá y É nela que se mora.
Pero también queda espacio para otras influencias: el post-punk minimalista y sombrio en Tem luz (úmido V) y la simplicidad de Manadas, donde los únicos instrumentos son las manos de la cantante brasileña.
En solo ocho temas, Luiza Lian se las arregla para entregar un álbum de múltiples significados que marca un quiebre en su carrera. Todavía es pronto para situarla entre los grandes nombres de la música de Brasil, pero este segundo disco señala que va por el buen camino y que su buen debut no fue solo suerte de principiante.
