El quinto trabajo de San Pascualito Rey demuestra que el cuarteto mexicano ha evolucionado. Ya no se muestra a través de melodías ralentizadas y colmadas de dramatismo de antaño, sino con una renovada energía que enriquece la paleta sonora de Pascual Reyes y secuaces.
Desde sus primero acordes, ese riff estridente que abre Lo que quieres ver, el primer tema de Todo nos trajo hasta hoy, deja claro que el cuarteto mexicano se asume de otra manera: ya no tanto a través de esas melodías ralentizadas, reptantes, de aire etílico y colmadas de dramatismo de otros días, sino con una renovada energía que si bien no se extiende a lo largo de las doce canciones del álbum, sí exhibe la amplitud de recursos en la paleta sonora de Pascual Reyes y los suyos.
Eso sí, el proyecto no pierde el carácter fantasmagórico de su sonido, ni la buena factura que acostumbran tener las letras de sus canciones, ahora en gran medida dirigidas hacia los sentimientos que arroja toda derrota sentimental, tema por demás predilecto de la canción ranchera mexicana, un género cuya huella invariablemente se percibe en el trabajo de los pascuales.
En la concepción de su sonido, se siente en San Pascualito Rey como en pocas bandas del rock azteca —La Barranca, otra de ellas—, un innegable y sutil aire nacionalista que lo mismo aplica a sus instrumentaciones que al carácter de sus versos, y que en Todo nos trajo hasta hoy se amalgama con naturalidad y suspicacia a la contundencia eléctrica que el grupo ahora asume, merecidamente, como un permiso que el tiempo y su propia evolución musical pareciera haberles otorgado.
Enemigo mío, uno más de los doce temas del álbum, discurre a través de una melodía zigzagueante que en su totalidad parece sintetizar las distintas facetas por las que puede desplazarse el nuevo sonido del grupo. Una canción que arranca reflexiva y enseguida se torna mucho más rítmica, para más tarde desembocar en una cortina de sonido eléctrico y catártico, ya muy lejos de los acordes con que la escuchamos arrancar.
El álbum es el resultado del meticuloso y liberador desarrollo por el que San Pascualito Rey se ha movido en una trayectoria que ya alcanza la década y media de trabajo.
