Apadrinado por John Waters, con David Lynch como penúltima estrella invitada, nombre de raíz horizontal propia de climas fríos. ¿Qué puede salir mal? Nada. Cine, música, plástica y un lema cambiante: en esta ocasión, el paraguas conceptual es la lógica difusa. Comienza el festival Rizoma en Madrid.
Hace más o menos cuarenta años, Félix Guattari y Gilles Deleuze acuñaron una nueva acepción del término «rizoma» (además de la botánica y principal) que identifica un modelo de ética de comunicación en modo de vasos comunicantes, tan anárquicos en apariencia como precisos en ejecutoria: cualquier cosa puede influir en la vecina o, poco a poco, en la antípoda, siempre y cuando el flujo sea horizontal.
Así es como la idea, aplicada a la expresión cultural, empezó a tomar forma en Molinicos (Albacete) hace una década, con Amanece que no es poco en el papel de guía motivacional. En las tres últimas entregas (una cada dos años y siempre temáticas desde 2011, con John Waters –trash–, David Lynch –trans– y Felón y su Mierdotrón –analógico digital– como guías espirituales) ha chalaneado con llevar a los asistentes a la ataraxia colectiva; este año, Madrid reparte en media docena de sedes el impacto de esta reunión que hace confluir el cine, la música, el arte plástico y la analítica comparativa en un concepto, la lógica difusa.
A lo largo de las cinco jornadas habrá mucho séptimo arte, desde las cuatro cintas que se llevaron el premio Rizoma en las ediciones pretéritas a los estrenos de esta quinta convocatoria, con cintas como A Space Program o Análisis de Sangre Azul (de Blanca Torres y Gabriel Velázquez) como sólidas candidatas a galardón. La primera abre el programa del festival y el responsable de hacerla realidad, Tom Sachs, diversificará su estancia madrileña en varios frentes productivos, incluyendo un coloquio y un café con artistas.
Por otra parte, Música Prepost se marcarán una sesión de live cinema llamada Mecatrónica, y Meneo (el músico chapín Rigo Pex) será el encargado de animar la fiesta Tropical Moon del domingo en la sala Caracol, con el salvajismo de Las Janes haciendo un sublime contrapeso en el cartel.
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