La carrera en ascenso de Gepe, sobre todo desde la publicación de Audiovisión en 2010, es uno de los ejemplos de trayectoria desde lo más independiente y local, hacia el reconocimiento global. La aparición de su sexto disco, Ciencia exacta, seguramente consolidará esa posición de privilegio dentro de la música en español.
Aunque no parecía haber planes para un disco de Gepe durante 2017, quizá solo algunas canciones nuevas en forma de EP; la aparición hace unas semanas del single Hablar de ti, venía acompañada de la noticia de que un nuevo trabajo largo del cantautor chileno llegaría en mayo, menos de dos años después del triunfador Estilo libre.
Definido como un disco inmediato, espontáneo, y concebido durante la promoción y gira del disco anterior, este Ciancia exacta destaca en su primera escucha por una gran sencillez en las canciones y a la vez un reconocible sonido que ya debe ser denominado marca de la casa.
Con canciones directas y cortas (apenas un par de ellas llegan a los cuatro minutos, tres de ellas ni siquiera a los tres), el álbum explora la vena más sentimental del cancionero de Gepe, como en ese citado primer single, que rememora al ya casi enterrado recuerdo del Gepe más acústico de los inicios. O en Hoy, que perfectamente podría ser parte de Audiovisión.
Pero, por supuesto, los ritmos latinoamericanos también se hacen presentes; en las festivas Hasta cuándo con o Solo, junto a la veterana folclorista María Esther Zamora, que hace años ya había colaborado con Álvaro Henríquez, de Los Tres, en sus exploraciones de los sonidos locales.
Otra invitada es Juanita Parra –baterista de Los Jaivas que acompañó a Gepe en su celebrada presentación en el festival de Viña del Mar de 2014–, que participa en Flor del canelo y dota al tema de una sonoridad andina inconfundible.
Hay que reconocer el buen ojo de Gepe en su colaboración con mujeres: su compatriota Javiera Mena y las peruanas Wendy Sulca o La Lá han sido aciertos que se complementan con la tierna voz de Daniel Riveros, nombre real del artista chileno.
La muy pop portada, obra de Camilo Huinca, sorprende por ser la primera en diez años en la que su rostro no aparece; pero sus líneas claras, su sencillez, casa muy bien con un disco que podría volver a acercar a algunos de sus seguidores que no fueron capaces de entender la deriva más folclórica de sus dos anteriores trabajos. Por cierto, como sorpresa, esconde una versión de Las flores, hit de Café Tacuba incluido en su ya mítico disco Re.