Junto al productor Coti Sorokin, Indios muestra el día después del gran impacto: menos trasnochados y hormonales, el segundo disco de la banda liderada por Joaquín Vítola se divide entre la distorsión, la canción pop pegadiza y la fragilidad introspectiva.
Ok, Indios jamás se propuso hacer de su música un elemento de ruptura, pero ¿hacia dónde se dirige el grupo después de haber resuelto algunos de los últimos hits más rotados de Argentina? La inclusión del productor Coti Sorokin (un verdadero orfebre del pop de gran facturación), parecía una decisión en línea recta a los charts, como buscando dosificar aquel comienzo que puso al grupo liderado por Joaquín Vítola en la terna de las jóvenes apuestas del pop global de su país.
Sin embargo Asfalto, lejos de correr detrás de la fórmula de canción efervescente y efectiva, muestra el día después del gran impacto: menos trasnochados y hormonales, acá late una banda de rock en plena disyuntiva, haciendo equilibrio entre la distorsión, la canción pop pegadiza y la fragilidad introspectiva, todavía en busca de su mejor forma.
Si Indios –su debut de 2013– los mostraba sexys, enamoradizos y despreocupados, con éxitos como Tu geografía, Jullie o Ya pasó, ahora el grupo parece estar golpeando las paredes internas del laberinto en busca de la salida.
Acá todo suena más oscuro y existencialista: Asfalto abre el disco con tono sombrío, entre guitarras distorsionadas, slides y sintetizadores, mientras Vítola contempla el panorama de una ciudad arrasada, dosificando su interpretación entre graves y falsetes; El extranjero es un rock sigiloso de guitarras que desemboca en una opereta con un increscendo melodramático, propulsado por una base poderosa; y Luz azul duplica las guitarras al frente para definir un rock de atmósfera luminosa y potente. Indios jamás sonó tan compacto y aguerrido.
Aunque claro, dentro de su ADN, donde vibra esa liviandad tierna e infantil desde el porte peterpanesco de su cantante, Indios sigue ofreciendo comida para FM (Lucidez) o baladas para corazones sensibles (Dolorosamente bella). Pero esta vez el grupo suena más atractivo y misterioso, con un fuerte componente beatle (Fugaz, Me da miedo el amor) que arrastra su música hacia un interesante plano de sofisticación y búsqueda.