Con un pie en Madrid y otro en Argentina, Dúo La Loba se maneja seguro entre los límites de lo hermoso. En un disco repleto de arreglos sutiles, las canciones se retroalimentan de su propia fragilidad para volverse cada vez más fuertes.
Bautizar a tu primer larga duración El disco hermoso es una declaración de coraje, autoconfianza y, al mismo tiempo, tierna arrogancia. Es cierto que la idea de hermosura puede pensarse como puramente subjetiva, sí, pero no menos cierto es que también puede pensarse como un constructo colectivo al que se llega por la sumatoria de percepciones individuales de quienes comparten un contexto sociocultural. Y justo ahí convergen las canciones de Dúo La Loba, el dúo conformado por Guadalupe Álvarez Luchía y Javier Calequi.
Entre melodías cuidadas, voces que se complementan siempre en busca de la calidez armónica y ritmos de la canción rioplatense pero capaces de exceder el encanto regional, Guadalupe y Javier moldean un repertorio con fuerte raigambre folk al que le añaden un envoltorio casi onírico. Como si el sueño más apacible se presentara en sepia.
Con fisonomía de hit –desde el comienzo por el estribillo hasta el énfasis percusivo para llegar al clímax– Voy y voy se desmarca levemente en un disco predominado por la calma de los arpegios (la chacarera en slow motion en Viento patagónico) y las cuerdas de fondo (Aquí es). Y para dejar en claro que la canción tendrá aquí su tratamiento adecuado sólo hace falta mirar los créditos. Allí la participación de Jorge Drexler en Princesa aparece como garantía de confianza.
Llueve con sol aquí en Madrid, cantan para cerrar el disco dejando en claro que la melancolía también puede ser feliz. Y lo que suena detrás es la banda de sonido ideal para días así.