La banda más friki del sur del planeta se reinventa una vez más y sigue orgullosa regalando canciones al mundo desde la República Oriental del Uruguay. Con todos nosotros, Cuarteto de Nos con Apocalipsis zombi.
Qué: Disco (edita Sony Music)
Roberto Musso se trasviste ahora en un gaucho power y en una serie de personajes estrafalarios que le permiten volver, al igual que los zombies, a un plan de canción que conecta con los viejos tiempos de contar pequeñas historias siempre al borde del mal gusto y la incorrección.
Se acabó por un momento la tentación de mirarse al espejo y de canciones acaso más serias. Sigue, eso sí, la máquina verborrágica de Musso, esa que no se detiene desde los mega-hits Yendo a la casa de Damián y Buen día Benito.
Mientras, en lo estrictamente musical, el maquillaje deja paso a una naturalidad que les queda mejor (acertada la producción artística de Cachorro López), más allá de la efectiva intencionalidad hitera (y reguetonera) de Apocalipsis zombi y Gaucho power, los dos primeros cortes y muy buenos clips, que llevan al extremo el asunto de muertos vivientes en plan película de clase b. Y que son dos canciones capaces de mover multitudes.
Gaucho power – Videoclip
«Puedo ser real/ puedo ser ficción», canta Musso en Invisible, una de las pocas que van en primera persona y que tiene un bajo endemoniado. Hay una divertida cruza entre folclore rural y rap metal en Calma Vladimir, de lo mejor del disco, al igual que los teclados estupendos que aporta Santiago Marrero, al borde del ska Madness en Mirada de nylon y Bestia («Alguien que me ayude a volver a ser yo», canta Musso y ya no se sabe de qué lado está el personaje).
Hay también algunos excesos, como el agotado formulismo de Nombres, pero todo se vuelve a balancear con otras buenas canciones como Hola karma, con una línea de teclados que recuerda a Latejapride de Filosofías de insomnio, o El rey y el as, una de las mejores de Apocalipsis zombi, que llega, con su simpleza y ligereza de arreglos para cerrar un disco que demuestra que el Cuarteto sigue más zombi (y vivo) que nunca.
En pocas palabras, Apocalipsis zombi es posible que sea el mejor disco del Cuarteto después de la genialidad de Raro, la obra cumbre que los reinventó hace una década. Su retorno zombi parece ser una acertada respuesta al estupendo ¡Formidable! que se mandó el disidente Riki Musso. Y las bazas están en el giro letrístico de Musso y en el muy buen trabajo del tecladista Marrero, bien secundado por el resto de la banda y sobre todo por la batería más orgánica de Álvaro Pintos.