La cantante brasileña Tamy se instaló en Montevideo para crear un puente moderno y original entre las tradiciones de la canción popular de Brasil y Uruguay. El resultado llega en formato de disco y con el nombre de Parador Neptunia.
Razones de orden personal llevaron a la brasileña Tamy a residir en Montevideo. La cantante natural del Estado de Espírito Santo, en el sudeste de Brasil, ya tenía una carrera en su país de origen con tres discos y hasta un hit radial, la romántica Vem ver, de 2008. Esa respetable trayectoria no impidió que Tamy se reinventara en el país vecino: en contacto con la música uruguaya, se puso a estudiar a los grandes cantautores y músicos locales e incluso compartió escenario y charlas con ellos en un circuito de conciertos bautizados como «Tamy Invita».
Así, en ese contexto nació Parador Neptunia, su primer disco en tierras charrúas, con murgas, milongas y candombes que se suman a su herencia de MPB. Un buen resumen de esto se encuentra en Te parece y Ayer te vi, temas compuestos por el uruguayo Rubén Rada. El primero, el corte inicial del disco, es una reversión con más flow y sensualidad, mientras que el segundo cuenta con el aporte vocal y las percusiones del mismo Rada y con un arreglo más fiel al original pero dando más vuelo a los vientos. En esas dos canciones se escucha la lectura de la intérprete, que une en idénticas e indistintas proporciones las tradiciones musicales de Brasil y Uruguay.
Sin embargo, lo más bello del álbum está en otros temas, que partiendo de la tradición exploran nuevas estéticas. Es el caso de la mirada más urbana y algo electrónica de piezas como Estrellas, compuesto y grabado con Hugo Fattoruso; Naná de agua, de Ernesto Díaz, o la versión costanera bailable para Imposibles, de Fernando Cabrera.
En ese mismo contexto, pero con inspiraciones más brasileñas, están las composicones de la propia Tamy, como la joyita pop Pra ti vê y la festiva Sabiá. La presencia del gran Mario Caldato Jr –productor de Beastie Boys, Marcelo D2 y otros–, dota a la mezcla de los temas y a todo el disco en su conjunto de un sonido precioso. No hay más que ponerse unos buenos auriculares para comprobarlo.
En definitiva, Parador Neptunia es una sorpresa, un disco con evidentes raíces nacionales que se vuelve cosmopolita y que muestra mucho más de su creadora que toda su obra anterior. Sin lugar a dudas, un álbum maduro y muy disfrutable.