Campo es el proyecto con el que desde 2011 el uruguayo Juan Campodónico ha decidido llevar adelante su lúdica creatividad sonora acompañado de un colectivo de músicos. En Tambor del cosmos queda claro que la fómula funciona.
De principio a fin, Tambor del cosmos, el sucesor del multipremiado y celebrado por la prensa especializada Campo (2012, Bizarro Records), da muestras de una identidad propia total. La misma está basada en la búsqueda y fusión desde la diversidad de ritmos como la cumbia, el candombe, la murga y el reguetón con la electrónica.
Así, entre loops, guitarras y versos hiteros que se repiten y que parecen estar ocultos por momentos bajo una estructura pop de infalible destino de hit de pista de baile, queda clara la evolución de un artista que desde sus comienzos en los referenciales héroes montevideanos Peyote Asesino, y luego en Bajofondo –Santaolalla mediante–, recorre hasta el día de hoy los laberintos del riesgo sin ningún miedo.
Y el resultado son temas que podrían sonar en cualquier radio y dignificar a la música de discoteca desde la casi perfecta mixtura de estilos: Latinoamérica, África y Europa en una, hechas canciones, de manera trabajada y natural a la vez.
Tambor del cosmos es un disco apto para todo público, tanto para los que hacen de la música su gran materia de estudio como para los que solo la disfrutan para dar belleza a algún instante de sus vidas bajo sonidos. Es una obra que derriba muros, desde lo simple a lo complejo, de lo comercial a lo experimental, en un viaje rítmico constante entre tierra y espacio. O, parafraseando a Campodónico en la brillante Despertar quizás: «Lo más pequeño es lo importante … casi ya no quedan sorpresas, tan solo darle cuerda a los sueños, tal vez tan solo de eso todo se trate».