Ana es una joven de quince años que junto a Isa, su mejor amiga, viven su adolescencia en tiempos oscuros como alumnas del Colegio Nacional Buenos Aires. Sinfonía para Ana, una historia de amor, pasión y amistad se estrena en cines de Argentina.
Sinfonía para Ana (ganadora del Premio de la Crítica del Festival Internacional de Cine de Moscú) es la ópera prima de ficción de los directores argentinos Ernesto Ardito y Virna Molina, dos reconocidos documentalistas. Por eso no es de extrañar que la película, impecablemente filmada, tenga ese toque minimalista del cine documental.
Basada en la novela homónima de Gaby Meik, cuenta la historia de Ana (Isidora Ardito) y su mejor amiga Isa (Rocío Palacín), dos chicas que tienen las preocupaciones de cualquier adolescente. En este caso se centra en Ana, su enamoramiento de Lito (Rafael Federman), un chico de otra agrupación estudiantil, y el posterior acercamiento a Camilo (Ricky Arraga).
Lo que condiciona la trama es el tiempo en el que les toca vivirla. Porque lo que la película en realidad cuenta es la historia de un grupo de adolescentes que viven, como alumnos del Colegio Nacional Buenos Aires, el comienzo de la dictadura militar en Argentina. Es una historia de amor adolescente como dice su cartel, pero también de ideales políticos, de privilegiar lo colectivo por sobre lo individual, de cómo unos chicos atraviesan un momento histórico que los golpea en la cara.
Ante el terror de una época, la realidad se transforma muchas veces en relatos, pequeñas historias, como las de Ana, que circulan para contar la experiencia vivida de esos años y poder soportarlos, sobrevivirlos. Sinfonía para Ana captura eso a la perfección. Si bien es un alegato contra la violencia, a su vez, reflexiona sobre la pérdida de la inocencia. Acá no hay solo un despertar sexual, sino, sobre todo, un despertar político.
El fime está narrado desde la memoria, ya que Ana le cuenta a su amiga lo que recuerda, como si nos lo contara a nosotros, los espectadores, y recordáramos con ella. Para esto es asombroso el montaje que acelera el ritmo de la historia, que funciona como la memoria, algo que sus directores llaman «estética del recuerdo». Así es como a través de fragmentos se revive la historia y el espectador es el que une y construye el conjunto.
Para el casting, los directores optaron por alumnos y ex alumnos del Colegio Nacional Buenos Aires, el escenario principal de la película, algo que otorga una verosimilitud sorprendente a las interpretaciones. Entre los actores están Isadora Ardito, Rocío Palacín, Rodrigo Noya, Rafael Federman, Ricky Arraga, Vera Fogwill, Mora Recalde, Federico Marrale, Manuel Vicente, Javier Urondo, Sergio Boris y Malena Villa.
La narración alivia el peso de la historia, escribe Ricardo Piglia. Hay algo de eso en Sinfonía para Ana que, a través del arte, emociona y concientiza.