La rutina de Juan e Ismael, dos amigos que trabajan como empleados en un corralón del conurbano bonaerense, cambia repentinamente cuando se cruzan con unos clientes atípicos. Corralón, una apuesta original y feroz, se estrena en los cines de Argentina.
Corralón, dirigida y escrita por Eduardo Pinto y filmada en blanco y negro, nos lleva de la mano a través del frío conurbano bonaerense. El director pone el foco en lo social –las diferencias de clase, la violencia cotidiana, la oscuridad en las personas– y parece querer decir que el corralón es en realidad la sociedad en la que vivivmos.
La película, tan incómoda como atrapante, cuenta la historia de Juan (Luciano Cáceres) e Ismael (Pablo Pinto), que trabajan de repartidores en un corralón de la ciudad de Moreno, en el oeste del conurbano bonaerense. Pasan horas arriba del camión, se cuentan chistes subidos de tono, gritan piropos desmedidos a las mujeres y, muchas veces, van alcoholizados.
Uno de esos días, llegan a la casa de una pareja adinerada y tiene un altercado con sus dueños, primero alteran a la mujer (Brenda Gandini) y después discuten violentamente con su marido (Joaquín Berthold). Ese enfrentamiento saca lo peor de cada uno y es el disparador de lo que vendrá.
Con una tensión que va in crescendo, la película logra incomodar al espectador que se pregunta hasta dónde son capaces de llegar los protagonistas. Hay una analogía entre los hombres y los perros que aparecen en el filme; así la historia muestra la condición animal y el lado salvaje de los seres humanos.
El elenco está conformado por Luciano Cáceres, Pablo Pinto, Brenda Gandini, Joaquín Berthold, Carlos Portaluppi y Nai Awada.