Cinco años después de El rey del rock and roll, el argentino Ciro Fogliatta (fundador de Los Gatos) regresa con un disco de perfil más alto: nueve canciones producidas por Alfredo Toth y Pablo Guyot donde se mira al espejo y se mata de risa.
Cuando quiensea que esté en la portada de Rolling Stone fue, Ciro Fogliatta fue y volvió. Diez veces. Fundador de la seminal banda Los Gatos y miembro de unos cuantos ensambles históricos (desde Los Desconocidos de Siempre hasta la banda de Andrés Calamaro, pasando por Polifemo y Dulces 16), el tecladista es parte de la sagrada realeza del rock argentino. Su leyenda, sin embargo, no le resulta una mochila. La portada de Pido demasiado es elocuente: un diálogo con su propia historia en el marco de una viñeta de humor gráfico.
Producido por Alfredo Toth y Pablo Guyot, su nuevo disco no solo posee sentido del humor. Tiene toda la musicalidad de su habitual banda femenina de acompamiento, Las Blusettes (una dinámica que, en tiempos de compresión, el oído agradece) y, sobre todo, muy buenas canciones. Allí está el quid del asunto: si bien todos saben que Fogliatta es un especialista del teclado del rock & roll y sus variantes (rhythm and blues, boogie, etc.) no todos saben que es un compositor de fuste.
El rock de apertura a dueto con Juanse, de Los Ratones Paranoicos, es una buena prueba, pero el disco tiene unas cuantas ideas expuestas sin aspavientos: la intro a-la-Miles Davis de Y en las sombras, el ritmo burbujeante de Ahí donde los sueños, el estribillo de No tengo casa, etc. Ciro canta cada una de estas canciones con ingenio, sacándole el jugo a las limitaciones de su registro. Ahí, en ese procedimiento, aparece aquello que llamamos estilo. También el mojo, el swing, la magia. A falta de una mejor palabra, la onda. Nada que pueda medirse con una balanza.
