Después de un álbum instrumental dedicado a la música de ascensores, la banda colombiana Meridian Brothers da forma a su disco más accesible y vuelve sobre el formato de la canción experimental para resaltar algunas músicas populares olvidadas.
Teusaquillo es uno de los barrios más tradicionales de Bogotá, en su momento albergó a la gente más notable de la capital pero desde hace un tiempo se ha ido deprimiendo. Allí se ubican los estudios Isaac Newton, lugar de trabajo de una de las mentes creativas más brillantes y frenéticas de la música colombiana en lo que va del Siglo XXI: Eblis Álvarez, el hombre detrás de Meridian Brothers, banda que acaba de alumbrar su séptimo álbum: ¿Dónde estás María?
Así como el laboratorio de Álvarez se oculta entre viejas casas de estilo victoriano que se resisten a ser transformadas en una universidad de garaje o en un taller automotriz, ¿Dónde estás María? carga consigo un puñado de músicas latinoamericanas ocultas y abandonadas entre la obviedad chata del pop que se factura y se vende como pan caliente.
Si en trabajos anteriores como Desesperanza (2012) y Los suicidas (2015), los hermanos meridianos se aproximaron a la música tropical y al easy listenting para manipularlas hasta dar con una arista refundida, ahora abordan el huayno, el candombe, la balada, la canción de autor, el boogaloo, el folk, la cumbia, el tropicalismo ¡y hasta la salsa! bajo la óptica psicodélica que los caracteriza, pero sostenidos por una base rítmica sutil tejida entre un ensamble de chelos y batería.
El resultado sugiere un espacio diferente para la tradición cancionística del continente en donde las músicas contemporánea y experimental aportan sin distraer la atención puesta en unas letras que, por más livianas y desquiciadas que parezcan, hurgan en lo más profundo de una sociedad colombiana enferma.
En diez canciones que juntas rondan tres cuartos de hora, Álvarez en compañía de María Valencia, Mauricio Ramírez, César Quevedo, Alejandro Forero y Juan Camilo Montañez, levantan un mapa sonoro futurista con un espacio celeste sobrevolado por nuevos clics modernos en donde, quizás por primera vez, el quid de las obras de Eduardo Mateo, Humberto Monroy, Jimmy Salcedo, Rubén Blades y Jimi Hendrix, dialogan con absoluta naturalidad.
