Disco a disco, la aventura comenzada hace un lustro por Dani Magallón con Cancionero saturnino prosigue dándonos razones para agarrarnos a sus canciones como peces a un cebo de sabor tan dulce como sangriento. Llega lo nuevo de Flamaradas.
Qué: Disco (El Genio Equivocado)
Con su habitual destreza para ofrecernos un mundo donde el verbo popular surge de una manera única de descontextualizar referentes antitéticos, aquí el tormento de Nick Cave se arremolina entre contornos de canción mediterránea. Tal como ya había quedado fabulosamente corroborado en su anterior álbum, Pasaje entre las cañas, dicha metodología alcanza el súmmum en Flamaradas, un nuevo trabajo que no renuncia a su mirada territorial: de los barrios barceloneses al Baix Llobregat. La necesidad de recorrer las calles de El Prat de Llobregat, recogida en su EP de este año Flamaradas al Prat, ha sido ampliada en un entorno al que Dani Magallón contempla con los ojos encendidos en llamas, pero bajo un reposar rock templado con brillos folk, luminosidad fronteriza y las raíces de la tradición musical de su tierra.
Tonos rumberos, dejes flamencos, da igual. Al igual que Tinariwen es la representación del blues del desierto, con Flamaradas podemos aplicar la misma máxima, aunque dentro de su terreno: una música arrabalera que parece brotar de pasos lentos y miradas furtivas hacia las pequeñas instantánea de una vida entre bloques de cemento, pero también de paisajes abiertos y asilvestrados. Una dualidad que nutre a un conjunto de canciones nacidas para perdurar en el corazón de todo el que se quiera dejar llevar por este maestro cada vez más cerca de los logros cosechados por gigantes de la talla de Julio Bustamante o Remigi Palmero.
