El escritor y gestor cultural vasco Iván Repila publica El niño que robó el caballo de Atila, la historia de un encierro repleto de alegorías que aluden a la sociedad actual. Una novela que sobrecoge por sus múltiples lecturas.
Qué: Libro (edita Seix Barral)
Dos hermanos se encuentran encerrados en el fondo de un pozo. Se desconoce cómo han llegado hasta allí o si lo hicieron de forma voluntaria. Al principio, se cuidan el uno al otro, intentan escapar y preocupan mantenerse con vida. El paso de los días y la imposibilidad de encontrar una salida hace que la relación fraternal, hasta el momento infranqueable, se debilite. Al igual que las fuerzas o la razón merman ante la desnutrición y el encierro prolongado.
El niño que robó el caballo de Atila es una novela descarnada. La trama es la que se encarga de hacer crecer a sus protagonistas y, en última instancia, el pozo parece tornarse tangible, de carne y hueso, y adquirir un tercer papel como personaje.
El hambre, la oscuridad, la humedad y, por último, el delirio se convierten en el telón de fondo de este encierro. ¿Qué esconde ese pozo? ¿Cómo han llegado hasta allí? ¿Por qué nadie va a buscarlos?
El lector se enfrenta a una trama exenta de complejidad, son los personajes y su evolución los que dotan al texto el carácter extraordinario. A veces conmovedora, otras tantas incómoda; el autor deshumaniza a sus personajes que únicamente son reseñados como el pequeño y el grande. Una deshumanización hecha a conciencia y que obliga al lector a realizar una lectura más alejada en la que no puede reconocerse como individuo. Pero sí puede reconocer a la sociedad actual que nos encierra, condiciona y cambia como el pozo.
