Tras la careta de Caliza se esconde Elisa Pérez, una música madrileña de tomo y lomo, autora de Mar de cristal, uno de los artilugios pop más vibrantes de la temporada.
Qué: Disco (Gramaciones Grabofónicas)
Armado con una fuente repleta de herramientas, Caliza se apoya en el gesto minimal para armar un tratado pop donde cabe desde la pausa downtempo hasta la carrocería synth-pop, pasando por puntuales brisas chinescas y guiños eléctricos a The Cure, como en Oro, una de las once muestras que forjan tan boyante ronda de caligrafía ochentera: ya sea recordando la materia ambient de Isao Tomita, inconfundible en La spezia, como en el tono neutro vocal adoptado por Elisa Pérez, máxima responsable de esta joya.
Así, el resultado es un festín de estribillos, melodías aéreas e intros para enmarcar, donde Elisa ha contado con una sembrada participación de músicos pertenecientes a las actuales arterias del underground madrileño, como el caso de Hugo Sierra, pero también con la colaboración de los niños del colegio Claret.
Hasta dos años ha estado labrando esta obra Elisa, algo que queda refrendado en la laboriosidad que desprende en todo momento. Una especie de versión peninsular de Fever Ray, aunque más atemperada y embebida en la materia lírica como punto rotacional. Ni que decir tiene que un nombre como Caliza no hace justicia al oxigenante rastro destilado por cada una de estas viñetas, curtidas en poesía extrañamente costumbrista.