Si se habla de música popular en América Latina, la «chicha» peruana es un hito ineludible. Y Chacalón, aquel muchacho de la Victoria que allá por los setenta cantaba a los desposeídos y los migrantes, es su gran figura. Ahora, el histórico sello Discos Horóscopo regresa con una colección de ediciones de lujo debidamente remasterizadas, que comienza con el álbum de Chacalón y la Nueva Crema, para colocar este género en el lugar que se merece.
Qué: Disco (Discos Horóscopo)
«Doctor, doctor! ¿Con quién nos vacilamos? Con papá Chacalón y la Nueva Crema!» se escucha decir en uno de las intros del primer álbum de aquella figura totémica bautizada como Lorenzo Palacios Quispe en abril de 1950 y devenida en patrono de los desposeídos, de los migrantes pobres, de los niños huérfanos, pero también del provinciano pujante, del que se levanta temprano a trabajar, del que logra surgir en la gran ciudad.
Chacalón no necesitaba ficcionar ni sublimar sus experiencias, las cantaba con el sufrimiento de quien las ha vivido, de quien ha tenido que vender cualquier cosa en la calle, el que ha tenido que lustrar zapatos, el que se ha trenzado en una pelea luego de una borrachera en una cantina. Del mismo modo que en la cultura hip-hop, Chacalón ensayaba una crónica musical de su tiempo, aquellos años de expansión migrante sobre ese monstruo informe que es Lima, ciudad hasta entonces aburguesada y clasemediera que no vió con muy buena cara la llegada de miles de familias provincianas a la capital.
Hacia mediados de los años 70, Lorenzo Palacios se encuentra con Víctor Casahuamán, director musical del Grupo Celeste, combo de cumbia peruana que algunos años antes había tenido en sus filas a Alfonso Escalante «Chacal», medio-hermano de Chacalón, quien dejó su lugar a Lorenzo Palacios con quien, finalmente, esta agrupación terminó grabando su primer disco y sus primeros hits. De su paso por esta agrupación, Chacalón aprendería aquel estilo compositivo más cercano a la realidad social que a derivas poéticas, el apego por las músicas tradicionales andinas, tanto como la enorme influencia de ritmos tropicales llegados desde el norte: la cumbia montuna, el son cubano, el boogaloo y la guaracha, entre tantos otros.
Para entender la trascendencia de la reedición de este primer álbum, fundacional de la «chicha» peruana, hay que mencionar figuras un tanto desconocidas que fueron trascendentales para la expansión del género en el Perú: la primera de ellas es Juan Campos, «el Chino», joven emprendedor provinciano que decidió invertir todos sus ahorros para fundar el sello Discos Horóscopo, sin presagiar que se convertiría en plataforma de despegue y popularidad de las más importantes figuras de la chicha y la cumbia de su país. Fue el Chino quien reunió en un chifa (restaurante de comida chino-peruana) a Chacalón con el guitarrista José Luis Carballo, quien ya había grabado Cariñito, uno de los himnos de la cumbia peruana junto a Los Hijos del Sol, y sería fundamental para el nuevo proyecto de Discos Horóscopo.
Si los Rolling Stone no existirían sin Jagger y Richards, Chacalón y la Nueva Crema carecería de sentido sin Palacios y Carballo; de hecho fue éste último quien le añadió «La Nueva Crema» al nombre, en homenaje a uno de sus grupos favoritos: la banda inglesa de rock progresivo Cream. No hace falta poner mucha atención a la música de este álbum para identificar aquel sonido eléctrico, viajero y estático que provenía de la Yamaha SVG-3000 que Carballo incendiaba cada vez que se reunía con este combo, junto al que grabó buena parte de los mayores éxitos de la agrupación.
Esta es tan solo la primera parte de una larga historia musical, que ha vuelto remasterizada a las tornamesas y los dispositivos digitales gracias a la labor de Jalo Núñez del Prado, joven productor discográfico peruano que ha insuflado de vida a Discos Horóscopo, con el propósito de difundir y revalorizar el catálogo de este histórico sello donde aparece no solo la mesiánica figura de Chacalón sino toda una larga lista de agrupaciones fundamentales para la historia de la música tropical en el Perú.