Narrado en formato de falso documental, Los corroboradores recurre al mito de una sociedad secreta de comienzos del Siglo XX para justificar la influencia de la arquitectura y estética parisina en la ciudad de Buenos Aires plasmada por la élite de la Generación del 80.
Qué: Película (estreno en Argentina)
En su ópera prima, estrenada en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, Luis Bernárdez juega con los límites entre ficción y realidad para construir lo que en sus propias palabras define como «thriller arquitectónico». Una periodista francesa, Sussane, recibe un mensaje de un tal Martín Dressler que afirma tener pruebas que certifican la existencia de una sociedad secreta llamada «Los Corroboradores».
Fundada en el Jockey Club de Buenos Aires a comienzos del Siglo XX, estos ilustres porteños de la Generación del 80 (Carlos Pellegrini, Miguel Cané, Lucio Mansilla, José C. Paz, Eduardo Wilde, Marcelo Torcuato de Alvear, Luis Sáenz Peña, Joaquín V. González y Julio Argentino Roca) habrían pretendido copiar la arquitectura de edificios y palacios parisinos para genera una copia de la capital francesa en América Latina.
El director utiliza entrevistas a expertos que le dan un sustento realista al relato –brindan su testimonio el sociólogo Carlos Altamirano, el historiador Gabriel Di Meglio, el arqueólogo Daniel Schávelzon, el crítico cultural Rafael Cippolini y el arquitecto Fabio Grementieri–, recurriendo también a elementos del policial negro y el cine de detectives para hipnotizar al espectador durante los setenta minutos de duración del filme.
Así, Los corroboradores recurre a materiales de archivo de 1900 y analiza la estética y la cultura de la ciudad de Buenos Aires, para pone en primer plano la obsesión de la clase dirigente que formó los cimientos de la Argentina por emular a Europa. De esta manera, Bernárdez retrata una utopía porteña que mezcla realidad, ficción, conspiraciones, delirios y fracasos.