La banda madrileña Club del Río regresa con Sustancia, un disco marcado por la ambición de subrayar la singularidad de su propuesta, enfocada en la revalorización de la conexión con los sabores latinoamericanos.
Qué: Disco (El Volcán)
Equipada con nuevas trece llagas abiertas, la banda madrileña sigue empapada en la bifurcación «buena» del rock latino, basada en una profunda inmersión hacia las raíces de sus referentes. Referencias que no están reñidas con ciertos dejes post tipo Grizzly Bear, como queda demostrado en la jeroglífica Vaivén. Lo interesante de esta clase de quiebros es su aporte en la dignificación de la canción popular, aplicada a lo largo de su catálogo sin necesidad de caer en tópicos demasiado toqueteados por las jaurías mainstream.
De Bahama Mamma a Luces esquivas, por el río de vitalidad y dolor de Club del Río confluye el background fronterizo con el sonido de la Tierra. Así, en mayúscula, como la denominación de origen inventada para cada uno de estos esfuerzos por saldar deudas con músicas no anglosajonas y géneros habitualmente tratados bajo una absurda condescendencia y falta de conocimiento. Así, en esta colección, tiene cabida hasta el juego swing de No hay rival.
En definitiva, un trabajo que gira en torno a la revalorización de la conexión con los sabores latinoamericanos, para el que la grabación con Raúl Pérez en los estudios de La Mina de Sevilla, ha resultado ser un punto más a favor en el acabado final de tan sabrosa degustación folclórica con sombrero vaquero.