Ambientado en escenarios cotidianos y personajes corrientes que identifican al espectador de inmediato, llega a la cartelera argentina Animal, filme con alto grado de dramatismo y suspense dirigido por Armando Bo y protagonizado por Guillermo Francella.
Qué: Película (estreno en Argentina)
Antonio Decoud (Guillermo Francella) parece llevar una vida perfecta. Vive junto a su esposa, interpretada por Carla Peterson, y sus tres hijos en una casona en la parte más acaudalada de Mar del Plata, la principal ciudad balnearia de Buenos Aires.
Todo va bien hasta que, de pronto, su cuerpo falla. Una dificultad en su riñón le obligará a realizarse un transplante. Su vida pende de un hilo hasta que, de manera fortuita y por Internet, encuentra un donante. Donante que es su antítesis: un joven (Federico Salles) y su novia embarazada (Mercedes de Santis) son una pareja lumpen que parecen tener la llave para salvar la vida de Antonio. Sin embargo, serán el detonante de una cadena de sucesos que convertirán su vida apacible en una pesadilla.
En su segundo largometraje, Armando Bo (hijo y nieto de directores y ganador del Premio Oscar al Mejor Guión por Birdman (2014), de Alejandro González Iñárritu) se luce en el campo técnico construyendo un relato crudo, visceral, con preeminencia de los rojos color sangre en contraste con el blanco del frigorífico en donde trabaja Antonio.
Los personajes son llanos y terrenales, para poder explorar las miserias humanas más profundas. La película, centrada en el protagonista, es el recorrido de un hombre común y corriente que atraviesa una transformación que tiene algo de purga, algo de catarsis y algo de locura. De ahí el título, las fronteras entre lo humano y lo animal se desdibujan en el relato.
La idea se le ocurrió a Bo, cuando leyó en un artículo periodístico en el que un hombre ofrecía un órgano a cambio de una casa. «Me pareció una metáfora del capitalismo, del hasta dónde llegamos. Fue tremendo», cuenta al diario argentino Página/12. En este tono, el director forja un relato digno de la crudeza ominosa de Michael Haneke y que dialoga con el tropos del cine clásico del «visitante inesperado» (algo similar a lo hecho en The Gift, de Joel Edgerton).
En definitiva, una película que revalida el camino recorrido dentro del drama por el actor Guillermo Francella y posiciona a Bo como uno de los grandes directores argentinos contemporáneos.