En Fuego artificial, la banda argentina Las Ligas Menores consolida un sonido alternativo con letras intimistas, melodías complejas, estribillos pegadizos y una interesante riqueza en la producción.
Qué: Disco (Laptra)
Parte del sello independiente Laptra (El Mató a un Policía Motorizado, Bestia Bebé), Las Ligas Menores ya es una de las principales bandas de la escena independiente argentina actual. Cuatro años después de su disco debut, Fuego artificial ratifica el camino recorrido y encuentra a la banda oriunda del barrio porteño de Caballito con más experiencia y soltura en cuanto a lo instrumental.
Así, estas trece nuevas canciones retoman tópicos del universo del rock independiente de la ciudad de La Plata: el desamor, la amistad, la incertidumbre, la introspección y las erupciones post adolescentes. En cuanto a lo sonoro, se mantiene esa fibra nerviosa que remite al indie norteamericano (Pixies, Sonic Youth, Pavement, Guided By Voices), al patrón rítmico motorik y al shoegazing.
En Argentina, la influencia más notoria es Suárez y la obra solista de su cantante, Rosario Bléfari. La fibra punk del grupo compuesto por cuatro mujeres y un hombre más propia de sus catárticos shows en vivo, en el disco se vuelve algo más sutil y armónica, dejando entrever diferentes texturas y colchones sonoros.
Con respecto a su trabajo anterior, se percibe también una superioridad en cuanto a calidad de sonido y técnica en la grabación, una mayor nitidez en las voces y un incremento en el uso de percusiones y efectos. Se evidencia en temas como Luces y carteles o Fin de año, quizás los más innovadores en cuanto a su propio sonido. Esta mayor amplitud en el espectro de la banda quizás se deba al trabajo de Lucas Rossetto (asistente de grabación y técnico de sonido de El Mató a un Policía Motorizado) en la grabación y de Tom Quintans (Bestia Bebé) en la producción, junto con el propio Rosetto y Las Ligas Menores.
Varios temas oscilan entre la duda y la incertidumbre, como Peces en el mar o Contando lunas. Representan el intento, muchas veces frustrado, de canalizar ciertas derrotas amorosas o de afrontar peligros cotidianos. El amor y el desamor es otro componente que atraviesa la obra del quinteto. Al igual que en Renault Fuego, del disco anterior, aquí se manifiesta en La paciencia o En invierno.
«No gano nunca nada, más que ganas de perder» cantan en A tres colores y agregan una frase más en el diccionario del rock independiente de La Plata. Estas emociones propias de los marginados, los nerds, los raros, los excluidos de la escuela o los incomprendidos por la sociedad que se juntaron en las calles platenses para hacer música. El Mató a un Policía Motorizado supo bautizar a estos sentimientos como «la depresión sin épica» y 107 Faunos fue tajante: «ser el mejor en lo peor, toda una misión cumplida». Las Ligas Menores aportan su cuota a este imaginario que oscila entre la comedia negra, el manifiesto generacional y la reflexión existencialista.
Si bien la banda podría asociarse al feminismo, por su mayoría de integrantes mujeres, no hacen bandera de este mensaje, en un sentido panfletario, ni se consideran una banda de género, según declararon en entrevistas. La potencia punk de su mensaje, emparentada con el movimiento riot grrrl, radica en el hacer; son un grupo de chicas (y un chico) que se planta a rockear más allá del machismo y de cualquier estereotipo patriarcal. Con sinceridad, sin grandilocuencias ni discursos vacíos.
El año pasado, participaron del festival Coachella, evento de culto para el rock alternativo mundial. Hasta se dieron el lujo de cruzar algunas palabras con Robert Pollard, líder de Guided By Voices y uno de sus ídolos. Recientemente acaban de presentar su flamante disco en directo en Buenos Aires y ahora, quién sabe. Seguramente intentarán seguir adelante, más allá de todo. Como cantan en una de sus nuevas canciones «no quiero mirar atrás / si tropiezo no me levanto más /y tal vez sea mejor así».