Arturo Pérez-Reverte abandona a su personaje fetiche, Falcó, para vivir una vida de perros. Al menos, así lo muestra en su última novela: Los perros duros no bailan, un thriller canino que se convierte en una parodia alegórica de nuestra sociedad actual.
Qué: Libro (edita Alfaguara)
El escritor Arturo Pérez-Reverte regresa con una novela corta de tintes policíacos en la que un doble secuestro debe ser resuelto por su protagonista. Hasta aquí no cabría resaltar nada extraordinario, a excepción de que se trata de un perro, concretamente Negro, el que debe resolver esta doble desaparición.
Así, esta novela perruna humaniza a los canes y aborda temáticas actuales sin mordaza o, mejor dicho, bozal, dado el caso. No ha querido ser una novela de denuncia social, pero la vida de perro le ha hecho ahondar al escritor en temas tan delicados como la actual ley de maltrato animal.
Los perros duros no bailan cuenta la historia de Negro, un mastín mestizo, retirado de las peleas que se ve involucrado en la desaparición de dos compañeros. A pesar de haberse alejado de ese mundo, ahora Negro es un perro guardián de un almacén, la relación que ha mantenido con los desparecidos le obliga a involucrarse hasta encontrarlos. En su búsqueda, otros personajes, a veces indeseados, reviven los valores bajo los que se ha creado el personaje de Negro: libertad, lealtad y compañerismo.
Se trata de un relato breve, narrado en primera persona por su protagonista, tan humanizado, que el lector olvidará que quien le habla a través de las páginas es un perro que no baila.