Amor moderno, tercer trabajo de Luiza Lian, vuelve a mostrar a una artista impredecible. En él, la cantautora paulista deconstruye sus propias canciones bajo una combinación exquisita de electrónica, samba rock y ancestralidad afrobrasileña.
Qué: Disco (Risco)
En una primera escucha, Azul moderno, tercer disco de Luiza Lian, suena como un cruce entre las propuestas de sus trabajos anteriores. Sin embargo, no es necesaria mucha inmersión en el flamante álbum para percibir que hay más, mucho más. Incluso porque Luiza sigue siendo una de las artistas más seductoramente inventivas de su generación.
«Azul moderno empezó a gestarse a finales de 2015, iba a ser mi segundo disco y por eso teníamos otra idea sobre el proceso de producción», cuenta Luiza a ZdeO. Su álbum epónimo de debut es una obra directamente rockera, con la guitarra eléctrica asumiendo un rol protagónico; motivo por el que la primera versión de Azul moderno conectaba con esa estética, en algún punto entre el samba rock de Jorge Ben y el rock de Rita Lee. Pero ya había una búsqueda por sonoridades electrónicas, por lo que surgió el ímpetu que condujo a la cantautora paulista a Oyá tempo, su impresionante segundo disco.
«Oyá tempo fue un rayo que atravesó ese material y cambió todo», dice Luiza. Pasó que ella invitó nuevamente a Charles Tixier, su socio en Oyá tempo, para que mezclara un disco que nunca fue lanzado. «Le entregué el material a Charles y le dije: ‘‘destruyelo’’». Y él lo hizo con ganas, al menos desde los arreglos, porque las melodías fueron preservadas –aquí están algunas de las mejores melodías que Luiza compuso.
Así, sin abandonar sus referentes de siempre (la sonoridad afrobrasileña del candomblé, el samba rock, el trip hop), Luiza y Charles generaron algo nuevo y precioso, embellecido por la voz inimitable de la paulista. Pomba Gira do Luar y Sou Yabá ya sonaban en los shows, y juntamente con Iarinhas, Mil mulheres y Geladeira, están entre las canciones que nunca abandonarán tus oídos. Pero no se debería limitar la escucha a esos temas ya que son apenas la mitad del disco; Azul moderno merece una escucha al completo, de comienzo a fin.