Después de una muerte cercana, la cancionista argentina María Pien encontró bálsamo en las canciones de colegas y amigos. El resultado es Afuera el sol estalla, un disco de versiones que funciona a diferentes niveles.
Qué: Disco (Independiente)
Nadie es solo o sola, dice María Pien. Después de la muerte de su padre y la consecuente tanda de composiciones catárticas, la cancionista argentina encontró bálsamo en las canciones de colegas y amigos. Puso la llama del ego al mínimo y con su voz llena de fantasmagorías grabó Afuera el sol estalla: un disco de versiones que funciona a diferentes niveles. Por un lado, como puerta de acceso hacia toda una escena y celebración del puro presente. Por otro, como la obra autónoma de una artista muy personal. La escuela –como el fuego– camina contigo.
Afuera el sol estalla no suena como una antología. Está unificado por la voz y el artificio de la producción (a cargo de la propia María Pien y Agustín «Guli» Bucich, que tocan todos los instrumentos), pero también por ese elemento social e inasible que podríamos llamar perfume generacional. Vistas con este prisma, las canciones de artistas que parecen tan distintos como El Botis y Candelaria Zamar revelan su parentesco: como si fueran los diferentes hemisferios de un mismo espíritu.
Hay guitarras acústicas y eléctricas, percusiones y sintetizadores, bajos, pianos e incluso una flauta traversa encantadora. Hay canciones de ChauCoco!, Lucila Pivetta, Florencia Ruiz, el cordobés Rodrigo Carazo, Alejandro y María Laura. Hay pop para la no-radio: música para sentirse rodeado por los afectos, tocado por el sol. Ninguna hombre, ninguna mujer, es una isla.