Aixa de la Cruz sorprende con Cambiar de idea, una suerte de memorias en las que recorre su primera treintena. Un camino lleno de misoginia, heridas, cicatrices, tatuajes, fiestas, un divorcio, una tesis, una novela y, como no, una idea, itinerante, cambiante, pero al mismo tiempo apasionante.
Qué: Libro (edita Caballo de Troya)
Si creen que hay poco que contar en los dos primeros quindenios de una vida, se equivocan. Sólo tendrían que leer Cambiar de idea de la bilbaína Aixa de la Cruz para entender que siempre hay algo reseñable. A pesar de la negativa de la escritora, quien un tanto autoflagelante se muestra al inicio de estas memorias, al afirmar que sus vivencias bien podrían ser consideradas como aquel «material para esa novela de autoficción que no le debemos al mundo». Permítanse el lujo de discrepar. Siempre podrán, como bien reza este libro, cambiar de idea.
Esta novela está escrita a partir de heridas, algunas recientes, otras han comenzado a desaparecer, pero retornan al presente, sin cicatrizar, obviando la cura que otorga el paso del tiempo. Aixa de la Cruz pasea por sus recuerdos y el dolor propio, porque incluso del dolor ajeno se apropia: «en este relato el único dolor que existe es el mío», afirma.
Un libro del yo, pero un yo que se enfrenta al tormento, el dolor, el bullying, la misoginia, el machismo, la sexualidad, la promiscuidad, la infelicidad, la literatura o la farándula. Aixa de la Cruz debe lidiar con numerosas batallas antes de cambiar de idea, mostrar su yo más curtido y nítido, aquel que se asoma conforme uno avanza en la lectura, comprendiendo que es posible cambiar de idea.
Así, en esta autoficción asistimos a una triple reconciliación: la de la escritora con las mujeres, con su madre y sus heridas, aquellas que permanecieron latentes e inherentes a un subconsciente en el que influyeron a pesar de ser obviadas. Con todo esto, Aixa de la Cruz es capaz de dirigirse al lector y mostrarse sin tapujos. Uno asiste a la transformación de la protagonista, la propia escritora, que se convierte en su trama y quien dota de sentido al relato. Aixa de la Cruz cambia de idea, porque, a veces, simplemente es vital. Permítanse cambiar de idea.