Después de una década arborescente, la argentina Rosario Bléfari vuelve a sacar un trabajo como solista. Un decantado fresco y maduro de muchas líneas de fuga: folk-rock alternativo tocado con swing y una elegancia contenida pero despreocupada.
Qué: Disco (FAN)
En las fotos, Rosario Bléfari debería salir siempre movida. Su última década parece una fuga hacia adelante: después de la formación de Sue Mon Mont, reunió a Suárez, actuó en la película La idea de un lago, editó el disco de Los Mundos Posibles, sacó varios libros y giró por todos lados con sus conciertos solistas o junto al trío espontáneo que armó con Paula Maffia y Flopa Lestani. Ahora, a ocho años del punk vigorizante de Privilegio (2011), vuelve a sacar un disco como solista.
La edición de Sector apagado coincide con la aparición de Poemas de los 20 en los 80 (editorial Iván Rosado), un libro que reúne su producción poética durante la primavera democrática y su gran decepción. La sintonía propone un mapa. Anímicamente, el disco es fresco y maduro. Musical y líricamente, suena como un decantado de muchas líneas de fuga: un folk-rock alternativo (para usar palabras de los noventa) tocado con swing y esa elegancia contenida pero medio despreocupada de las bandas guiadas por un buen baterista. El ensamble, en ese sentido, es de lujo: Alejo Auslender (guitarras eléctricas), Nicolás Merlino (bajo eléctrico), Federico Orio (batería, percusión, coros) y la propia Rosario (voz, guitarra acústica).
La imagen del título es poderosa y sirve para cerrar la obra. ¿Cuál es el sector apagado al que se refiere? ¿Un barrio de la ciudad? ¿Un cuarto de la casa? ¿De la memoria? ¿Un secreto de la pareja? ¿Un hemisferio del cerebro? Que la respuesta la proponga el que escucha. Y que la leyenda, como dice Bléfari, la escriba un extraño.