El quinto disco de Lucio Mantel lo encuentra en varios planos simultáneos. Entre Buenos Aires y Barcelona. Entre la producción de Axel Krygier y la producción de Manuel Schaller. Entre el trabajo de collage y la performance de su banda.
Qué: Disco (Independiente)
¿Por qué decir «featuring» si tenemos a mano «parcería»? Bien entrado su nuevo disco, Lucio Mantel introduce Traidor del cielo: una composición a cuatro manos con el mexicano El David Aguilar donde, trenzados por la tradición guitarrística de Atahualpa Yupanqui y João Gilberto, los dos cancionistas hacen su fueguito primordial y soplan aliento de azufre: «dicen que hay luz en el fondo / que el alma es bondadosa / más yo por mí no respondo». La intimidad es absoluta. Subrayada por la producción de Manu Schaller, se escucha el trasteo y la respiración de los cantores. Si fuera posible poner un micrófono sobre el corazón, la canción lo merecería.
Todas las formas de estar, el quinto disco de Mantel, lo encuentra en varios planos simultáneos. Entre Buenos Aires y Barcelona. Entre la producción de Axel Krygier y la producción de Schaller. Entre el trabajo de collage y la performance de su banda. Entre varias escenas y varios circuitos. El tema que le da título al disco refuerza ese flujo cuántico con un vals donde confluyen, como una serie de rayos que caen siempre sobre el mismo sitio, el Aleph borgeano y las ventanas simultáneas de Internet. Una exploración cubista de la conciencia que, en lugar de ser representada por Philip K. Dick, queda mecida por el viento en el Océano Atlántico.
El personal no admite réplicas. Las baterías de Martín Lambert y Marcelo Baraj, la guitarra eléctrica de Leo Fernández, los bajos de Fede Salgado y Lucas Argomedo, los teclados de Tomás Hepner y un cuarteto de cuerdas dirigido por Alejandro Terán. En lugar de señalar el punto de fuga, el óleo de Marina Fages que ilustra la portada parece señalar el núcleo indivisible del disco. Si fuera posible poner un micrófono sobre la tapa, el disco lo merecería.
