Después de haber dado vida a Tarántula, una de las formaciones más originales que dio el pop español en los últimos tiempos, Dani Granados y Vicente Leone retoman su alianza con Hijos del Trueno; sin duda, uno de los proyectos más jugosos del presente año.
Qué: Disco (El Volcán)
Abrigados en la idea de una «gran orquesta mediterránea», así es como nace este Sorprendentes adelantos. En su interior, nos podemos encontrar nada menos que con nueve variables de su rumba barriobajera. De la hermosa colaboración de Maria Arnal en Habanera sin rayos a la ironía grabada a fuego en Los zombis de mi ciudad, los trovadores barceloneses foguean la llama del espíritu de una ciudad perdida: la Barcelona preolímpica, a la que rinden homenaje mediante una celebración a través de viñetas de trazo costumbrista.
De avezados retratistas del cómic de la Ciudad Condal como Carlos Giménez y Max, surgen paralelismos en la concepción de una poesía arrabalera prendida desde la voz desgarbada con la que Vicente Leone impone su acento de barrica. La naturalidad apela a los rasgos fundamentales de la canción popular, rumbas mediterráneas como A la faldilla del Montjuic, que enarbolan la bandera de la tradición a golpe de clásico instantáneo. Vamos, lo que se entiende como uno de esos discos nacidos para perdurar y, que como los Juegos Olímpicos, se hacen esperar cada cuatro años.
En esta gran comilona de tonadas a bocajarro, no han faltado invitadas como Tarta Relena y una banda de acompañamiento a la altura de unas canciones que destilan ese aroma inconfundible reservado a los encuentros cara a cara con la inspiración al cubo. No puede ser de otra manera en un trabajo que supera todo lo realizado en sus tiempos al frente de una anomalía tan añorada como Tarántula. Una que, desde este disco, ya ha pasado al olvido. Ahora solo queda mirar para adelante y esperar por más Hijos del Trueno.