Tras hacernos esperar casi un año, por fin llegó el ansiado disco de la cordobesa María José Llergo. Seguramente, la demostración más contundente de que no estamos ante una estrella con fecha de caducidad, sino ante un talento dotado para empresas catalizadoras de nuestra era.
Qué: Disco (Sony Music)
Se hizo de rogar, pero ya está aquí. Sanación se ha hecho carne y ya no hay forma de evadir su existencia. Ya sea desde las percusiones oníricas que guían De qué me sirve llorar o la atmósfera ingrávida, de poso ambient, que alimenta cada poro de Soy como el oro, no hay la más mínima posibilidad de escapar del embrujo que anida en las siete canciones que integran este disco de la artista de Pozoblanco.
Los cortes citados son los únicos inéditos de esta colección, donde también forman parte hallazgos morentianos ya conocidos como Me miras pero no me ves, otro ejemplo brillante de cómo adentrarnos en el corazón de un sueño, donde las imágenes esculpidas por su voz son dibujadas por un cuerpo instrumental en el cual cabe toda clase de efectos. El fin, crear un paisaje único de palabra y abstracción.
La producción, a cargo de Lost Twin, insufla de mantra cada inflexión vocal de María José Llergo, firmante de una fórmula que rompe con dogmas y falsos purismos, pero desde una misión mayor: profundizar hasta el alma lorquiana del flamenco a través de métodos y tecnologías anteriormente evadidas, o utilizadas de forma muy puntual.
Lo aquí recogido responde a una voluntad clara por mostrarnos a una espeleóloga de las formas inviolables y las tradiciones seculares. Una, absolutamente, grandiosa.