Llega a puerto el nuevo álbum de Natalia Lafourcade. La veracruzana se sumerge nuevamente en sus influencias folclóricas ofreciendo un compilado encantador que homenajea los sonidos mexicanos y que nace de un sentido compromiso hacia el son de su tierra.
Qué: Disco (Sony Music)
Desde su homenaje a Agustín Lara, la veracruzana se ha sumido en una constante y evolutiva exploración por las músicas de sus antepasados. En los dos volúmenes de Musas navegó por toda Latinoamérica, poniendo a disposición de la actualidad el impecable pasado musical que además la inspiró para componer canciones inéditas.
Después de un descanso de los escenarios, Natalia Lafourcade se arropa con los coloridos sonidos mexicanos y continúa su labor de preservación en este primer volumen de Un canto por México. La idea de este álbum nació después del exitoso concierto de noviembre pasado que se dedicó a las víctimas de los sismos de 2017 que aquejaron a la Ciudad de México, propiamente al Centro de documentación del Son Jarocho, que recibió las ganancias totales generadas por este espectáculo para su reconstrucción.
Tanta fue la magia que se agolpó en esta presentación, que la cantautora decidió que su siguiente paso profesional sería la producción de este nuevo álbum inspirado en aquella noche en el Auditorio Nacional. Así, cada tema de Un canto por México es como hacer una parada en cada estado de la República Mexicana para maravillarse con sus sabores, texturas y sonidos. Algo así como un viaje musical-sensorial que permite saborear con el gusto y el tacto este cancionero mexicano que destapa desde una serenata huasteca con El balajú, hasta una acústica ineludible como Cucurrucucú Paloma donde sobresale la imponente interpretación de Lafourcade.
Además, se permitió reversionar los singles más destacados de su álbum Hasta la raíz, donde el mariachi y el danzón suenan de fondo mientras canta a dueto Para qué sufrir, Lo que construimos y Nunca es suficiente con las voces de Emmanuel del Real, Jorge Drexler, Los Auténticos Decadentes, Panteón Rococó y Leonel García.
Como era de esperar, Lafourcade toma fuerza de esta historia musical nacional y lanza también sus propios temas inéditos: Una vida, la puerta de entrada a esta experiencia donde se amalgaman perfectamente el mariachi, la orquestación y otros sones que acentúan la fina voz de Natalia; a la que se suma la norteña Mi religión, dedicada a su más grande amor, la música.
Así, una vez más, la cantautora exalta en su totalidad las virtudes de su patria ante el mundo y lo hace bien acompañada del grupo de son jarocho Los Cojolites, invitándonos a una travesía en la que nos lleva de la mano por las brechas más rústicas de México que huelen a tierra mojada, saben a mezcal y se sienten como un colorido textil bordado a mano.
