Con una propuesta que mixtura de manera poderosa diversos estilos, el cuarteto argentino-brasileño Mandale Mecha presenta Ficken und Kiffen, su álbum de debut. Pura energía al ritmo de sonidos populares, electrónica y erudición musical.
Qué: Disco (Raso)
Si el funk de los cerros de Río de Janeiro fuese hecho por chicos fans de Cabaret Voltaire y The Phenomenal Handclap Band, probablemente el resultado sería algo muy cercano a Tiqui taca, el tema de apertura del disco debut de Mandale Mecha (cuyo nombre está tomado de una canción de la icónica banda argentina de cumbia villera Mala Fama).
Y si el resto del disco no tiene el mismo impacto que dicha canción, no quiere decir que a Ficken und Kiffen le falten sorpresas. En el álbum se escucha reggaetón, r&b, electrónica, favela funk, cumbia villera y otros géneros populares mezclados con la capacidad que solo tienen los que pasaron años y años escuchando y estudiando música. Ese es el caso del bajista Chico Abreu, uno de los vértices del trío de heavy jazz Skrotes, y también de Gustavo Koshikumo y Juliano Pereira, integrantes del combo electrónico ATR.
A ellos tres se suma la argentina Michu Mendéz (de Petit Mort, Menage y Muñoz, que lleva unos años residiendo en Florianópolis), y lo que sale de esta extraña unión es una especie de «música popular académica», que puede remitir tanto a un Bomba Estéreo drogón como a una visita de las Luscious Jackson a una rave.
En pocas palabras, la música de Mandale Mecha es un puente entre el rock duro y funky de los comienzos de los 90, los géneros bailables de los años 2000 y la electrónica de la década de 2010. Es un puente que quizás nadie esperaba; pero ahora que existe, merece la pena cruzar. Y mucho.
