Delaporte retorna con un esfuerzo muy ambicioso por instalarse en la primera división del pop español. Las montañas es el resultado final, su billete de entrada para corroborar el nuevo estatus del grupo.
Qué: Disco (Mad Moon Music)
Ya sea por recordarnos el synthpop antártico de Fever Ray en El refugio o por medio del folk electrónico con el que cosen Se va, hasta que lo empujan a una sinfonía tecno de alta influencia de Depeche Mode. Desde el mismo arranque de su nuevo álbum, Delaporte deja claro que está lanzado y concienciado para tomar la senda que no distingue entre libertad creativa e impacto comercial.
Y es que su segundo trabajo es toda una declaración de intenciones. No hay más que seguir la estela de Rica rica, en la que suman alianza con Arkano para facturar un irresistible reggaetón de bajos profundos. Al corte siguiente, No, lo que nos topamos en su crescendo es una especie de versión ambient-house de la gran Julia Holter.
Desde luego, lo que esconden estos trece cortes es la más firme representación de una más que necesaria desvergüenza. No hay respeto, ni falta que hace, a través de una excursión que, en lo lírico, expone la búsqueda de un tesoro final: el encuentro con el amor propio.
Por el camino, nos vamos a encontrar con colaboraciones como las de Ginebras, Ximena Sariñana y Putochinomaricón, con quien comparten De dónde vienes, uno de los hallazgos más gustosos de este trabajo. En este corte, parten de una base tecno de aires asiáticos, trufada de cuerdas tensas, que parecen robadas de la banda sonora que la gran Mica Levi hizo para el filme Under The Skin en 2014. Sin duda, un ejemplo demoledor de las ansias con las que este grupo se ha tomado su asalto a las zonas regias del pop estatal. Y a buena fe que con Las montañas están más que invadidas y conquistadas.
Mención aparte merece el impecable videoclip del tema que da nombre al disco, una maravilla visual creada por el actor y realizador Eduardo Casanova en el que se ve a una Sandra Delaporte completamente desnuda y elegante pactando simbólicamente con un demonio, encarnado en un carnero.